Escribí esto hace ya dos años para el blog de otra asociación. Al día de hoy, aquella asociación ha desaparecido pero otros proyectos han visto la luz, como es el caso de la Asociación del Antruído en la Paré de Piasca.Mi admiración y respeto a quienes con tesón han decidido tomar el relevo de la tradición en el Concejo de Piasca
Hablar en Liébana de Antruído es hablar de zamarrones, de campanos, de caras pintadas de negro, de máscaras, de pieles, de cornamentas, de escobas y escobazos.
Los zamarrones son el personaje por excelencia de los antiguos carnavales en la zona. No sabemos muy bien el significado exacto de la palabra “zamarrón”, que entronca con los zamarrones blancos del valle de Polaciones, con los zarramacos de Silió, con los guirrios, zangarrones, peliqueiros, ioldunak y tantos y tantos de otros puntos de España y Europa. El único dato que tenemos es que bajo una acepción similar se conocían en las antiguas tribus cántabras a los grupos de jóvenes guerreros, sin olvidar la relación con fiestas paganas de los romanos de comienzo de año. Si a esto añadimos los elementos comunes a estos personajes como son el blanco de los ropajes, las pieles y elementos animales y los campanos como elemento ahuyentador del mal, la teoría parece cobrar peso.
Por desgracia, el presente en nuestro valle es tan globalizado como desesperanzador; por eso amigo/a que nos lees, te pedimos que no te quedes quieto, que no guardes silencio, no vaya a ser que los zamarrones se duerman para siempre porque nadie hizo nada por ellos.
Con esta pequeña introducción de las mascaradas de invierno, intentaremos explicar a grandes rasgos las celebraciones en Liébana del Carnaval. En los talleres que la Asociación Jatera desarrolla en colaboración con otras asociaciones del valle,la finalidad que se persigue no es generar grandes músicos o danzantes, sino conseguir que la cadena de la tradición oral no se rompa completamente, intentando aportar a los más pequeños desde su mundo ya globalizado y trabajando a través de los juegos, las canciones, los instrumentos y los ritos un mayor conocimiento de su propia cultura, “la de andar por casa” que les permita asimilar y entender que las diferencias suponen riqueza y que además permita que nuestro patrimonio etnográfico sobreviva . Por eso, a quiénes leáis esto, os agradeceríamos que hicierais de nexo, de abuelos de los que vivían en casa y contaban los cuentos, ayudaban a preparar los trajes y cantaban las retahílas de canciones infantiles a los más pequeños.
Si bien los zamarrones variaban bastante de unos valles a otros de la comarca, podemos marcar casi unas pautas comunes:
Los zamarrones salían desde el sábado por la mañana hasta el domingo. No solían salir muchos, pues eran normalmente dos o tres mozos en cada pueblo, que ataviados según el uso del pueblo y provistos de escobas o palos, recorrían las callejas en busca de su objetivo, que no era otro que los niños, los cuales no se disfrazaban. Su diversión era salir a la calle haciendo sonar los campanos, llamando con ello a los zamarrones. Cuando estos los descubrían comenzaban las persecuciones, carreras,… que no cesaban hasta que el niño se rendía tirando el campano.
Unido a esto estaban las comparsas que variaban de unos pueblos a otros. Los de Cosgaya, pasaban Cubo y llegaban a Enterríes y Vejo con la comparsa de “la tiona”. Los de Mogrovejo, Redo, Brez, Tanarrio y Los Llanos con “el del sombrero de copa y la vieja que baila”. Los de Bedoya bajaban a Castro y de ahí subían a Pendes e incluso algún año llegaban hasta Cabañes. Y así iban los mozos de pueblos a pueblos, uniéndose a la comparsa cada día más gente y haciendo noche en pajares y cuadras para continuar la fiesta hasta el miércoles. Estas comparsas iban cantando por las casas y pidiendo chorizos, huevos o lo que fuere para después cenarlo cada día. De ahí queda el chascarrillo
SÁBADO FRISUELERU,
DOMINGO TORREZNERU,
LUNES, BUEN PUCHERU,
MARTES, EL GALLÓN
Y MIÉRCOLES, SE ACABÓ LA FUNCIÓN.
Describiendo la comida o cena de cada día y haciendo referencia el sábado a los frisuelos, el domingo a los torreznos, el lunes a un cocido y el martes a una gallina o buen pollo.
Al día de hoy únicamente los vecinos/as de los pueblos de Los Cos, Piasca Lerones, y algunos años los del valle de Bedoya hacen sonar los campanos cada antruído con tal fuerza y saber, que los viejos zamarrones no tienen más remedio que salir a perseguir a jóvenes y niños sin descanso. Desde Jatera nuestra admiración más sincera al Concejo de Piasca y a sus gentes, porque cada Carnaval es diferente en el valle gracias a ellos; sabe a Liébana, huele a Liébana y rezuma sabiduría popular.




