Cincuenta años separan aproxiamdamente las dos instantáneas. La Asociación Pejanda y el valle purriego al completo han recuperado la fiesta adaptada a los tiempos, pero viva en su esencia y rituales.

Zamarrones blancos y negros. El ropaje. El ritual
Si una fiesta en el valle era conocida y celebrada junto con las marzas, esa era sin duda los Carnavales. Los Carnavales se “corrían” en el valle desde el Sábado hasta el martes siendo los mozos los protagonistas. Mozos que en su mayoría adoptarían el disfraz de “Negro” frente a sólo unos pocos privilegiados, destinados a lucir el atuendo blanco, verdadero símbolo de Polaciones.
Y es que en aquéllos ahora lejanos años años 40 del siglo XX , fecha en la que los zamarrones dejaron de verse en el valle, la elegancia, la dificultad de confeccionar el traje, la riqueza de las joyas y adornos que lo componían, hacía que únicamente uno, a lo sumo dos mozos en cada pueblo fueran los elegidos para hacer las galas y vestir de Zamarrón Blanco. Su función no era otra que, situados al frente de la comparsa, aplicar el “sabaneo” a las mozas solteras, que consistía en salpicarlas de barro y agua con una piel o saco atado a un largo palo que les sirve además para apoyarse en sus saltos y que recibe el nombre de “zamárganu”. El ritual es seguido con gran alborozo de chillidos y carreras en persecución de las mozas que acaban siempre empapadas a la par que embarradas. Pero la aparente ofensa constituye todo un honor, considerándose más afortunada aquella que ha recibido un mayor sabaneo. Este ritual evoca la fiestas Lupercales, que se celebraban en la antigua Roma en el mes de Febrero y en las cuales, los sacerdotes del Dios Pan, se lanzaban a la calle armados de jirones ensangrentados de piel de cabra, flagelando con ellos a las mujeres que se encontraban en su camino para purificarlas y hacerlas fecundas.
Como contraposición a las barrocas galas del Blanco, se encuentra la figura del tiznado Zamarrón Negro, al cual habían de recurrir el resto de los mozos dispuestos a “correr los carnavales” y cuyo ropaje se componía de prendas viejas, telas de saco y pertrechos sombreros, dando una imagen andrajosa frente a la elegancia del blanco. Son precisamente ellos, los encargados de representar la comparsa que cada año se compone aludiendo a temas de actualidad que afectan al valle.
Gustavo Cotera en “El traje en Cantabria”, Ed. Cantabria, S.A., Santander-95, hace una pormenorizada descripción de los zamarrones blancos del carnaval purriego:
“… Ninguno tan peripuesto como los zamarrones blancos del Valle de Polaciones, quintos soldados cuyo aderezo quedaba a cargo de mujeres sabias en la materia; principiaban por endosarles camisa y calzón como la nieve, toscamente bordadas mangas y perneras, mas unas enaguas almidonadas casi ocultas por rico mantoncillo; éste se prendía a los flancos con alfileres relumbrantes y con un broche atrás, dejando caer sus puntas a modo de cola; cruzaban el pecho bandas de seda lazadas al costado, al par que enormes escarapelas de cintas abrían sus rosas en los hombros, introducción moderna y nada favorecedora fueron la repipiada corbata y las polainas militares o leguis, eso si, bien engrasadas con tocino; a la cabeza el sombrerón de mayor tronío que cabría esperar de esta estirpe de serrones y vaqueros; formaba su base uno de aquellos pajeros descomunales, de los de ir a la hierba, forrado exteriormente con blancos pañuelos de seda; alrededor del borde iba una delicada puntilla de a cuarta, sobre la que temblaban flecos de cristal y collares en festón, mientras por dentro, el ala rebullía de cascabeles; armando la copa, unos alambres sostenían monumental pirámide de flores de trapo, hasta abrumar la figura del zamarrón. Por si no fuera bastante adorno, tornasoladas colonias de tres dedos de ancho, en número de quince o dieciséis, arrancaban de sus respectivas moñas en el borde posterior del ala, flameando a la espalda como llamas de todos los colores…”.
Por su parte, el gran bandurriero Pedro Madrid, en su libro sobre la fiesta en el valle, deja asomar la importancia de la misma:
“la tarde del Domingo Gordo iniciaba el Carnaval en el Valle de Polaciones. Terminaba en la noche del martes. Todo el valle constituido ya en actor, ya en espectador participaba en el mismo, con la excepción de alguna familia sumida en luto reciente. Incluso los serrones de la madera, que trabajando fuera sienten la llamada de los carnavales, se conceden un permiso y regresan a su comarca para vivir aquellos días memorables, que no venían más que una vez al año…”.
Si bien los carnavales como festividad profana estaba prohibidos por decreto desde el año 1.939, en el valle de Polaciones se siguieron celebrando debido a la gran tradición y enraizamiento que tenían entre los pobladores del valle, y quizás protegidos por el propio aislamiento geográfico. Sin embargo los que eran criticados en las comparsas, tenían ya un pretexto para denunciarlos. Por fin en los años cincuenta, y después de pagar una serie de multas, la costumbre de correr los carnavales se fue perdiendo en el valle.
De nuevo Pedro Madrid nos señala en la obra citada, el significado de esta fiesta para la juventud: ” Correr los Carnavales era para los mozos del Valle de Polaciones colmar una de sus máximas aspiraciones, algo que daba mayor plenitud al concepto de hombría de aquellos muchachos. Vestirse de zamarrón, y sobre todo vestirse de blanco, constituía uno de los actos más relevantes que un hijo de Polaciones podía consumar en su vida. “.
El Carnaval de los Zamarrones: Patrimonio Etnográfico Inmaterial
La Asociación Sociocultural Pejanda ,a la par que recupera la fiesta en el año 1998, mantiene viva la esperanza acerca del reconocimiento institucional de la fiesta. En palabras de sus miembros, “si bien el pueblo ha devuelto a los zamarrones al lugar de relevancia social de la que gozaban hasta mediados del siglo XX, se hace necesaria la protección y el reconocimiento por parte de las instituciones, de lo que constituye uno de los elementos patrimoniales más importantes del valle: Los zamarrones blancos y el carnaval. Para más información: http://www.pejanda.wordpress.com/

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